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A pesar de los acuerdos y las enormes previsiones de desarrollo que Grecia poseía en los últimos meses y que la administración de Kapino intentó utilizar para promocionar una imagen de un país que comenzaba a sanear, los casos de corrupción, la inseguridad que azota a Grecia y el controvertido accionar de la policía harían que el electorado griego votara por un cambio de imagen y por una nueva figura emergente.

El 25 de Octubre de 2009 quedaría primero en las elecciones el Movimiento Socialista Helénico, un partido de la izquierda política que pretendía dar un giro de 180° y que basaría su campaña electoral en la lucha contra la corrupción, partido ya asentado en el Parlamento griego con 102 escaños y siendo hasta ese momento la principal fuerza opositora. Su líder sería una figura carismática de nombre Dimitris Nik Demetriou, un hombre de pueblo, oriundo de Skala, Calcídica.

En las elecciones, el MSH obtendría 160 escaños, formando coalición con el Partido Comunista de Grecia (21 escaños) y la Formación Revolucionaria Nacional (13 escaños), en la oposición quedarían el tradicional Partido del Renacimiento (91 escaños) y la Concentración Nacional Ortodoxa (15 escaños).